Oye, quizás te has dado cuenta de que el sexo no funciona igual para todas las personas, ¿cierto? No es solo una impresión, hay datos reales que muestran que hombres y mujeres no llegan al orgasmo con la misma frecuencia, y esto también depende del tipo de pareja que tengan. No es solo un dato curioso, esto habla de historia, cultura y cómo nos relacionamos con nuestro propio placer.
Mira esto: en parejas heterosexuales (hombre con mujer), casi el 95 % de los hombres tienen orgasmo, pero solo alrededor del 65 % de las mujeres lo logran.
Ahora, si pensamos en parejas de mujeres (lesbianas), la frecuencia sube bastante, llegando a un 86 %. Y en parejas de hombres (gays), es como un 89 %.
Esto muestra claramente una brecha, especialmente en las relaciones heterosexuales, donde la diferencia puede ser de un 30 % o más. En promedio, entre un 30 % y un 60 % de las mujeres alcanzan el orgasmo, mientras que entre un 70 % y un 100 % de los hombres lo hacen.
Entonces, ¿por qué pasa esto? La respuesta está en raíces muy profundas, de historia y cultura. Por años, el orgasmo femenino fue casi invisible. La sexualidad de las mujeres fue ignorada, malinterpretada y hasta estigmatizada, no solo socialmente sino también en la medicina. Y acá un dato clave: menos del 30 % de las mujeres llegan al orgasmo solo con penetración. Eso tumba un mito gigante que dice que el orgasmo vaginal es el único “verdadero” o la meta del sexo.
Hablemos de esos mitos y realidades que debemos conocer:
Primero, pensar que la penetración es la única forma de llegar al clímax femenino es mentira. El clítoris es fundamental para el placer de muchas mujeres, y entenderlo, explorarlo, es súper importante. Además, el erotismo no empieza ni termina con la penetración; el placer es mucho más amplio, incluye emociones, comunicación, caricias, conexión.
Ahora, ¿qué podemos hacer para cerrar esta brecha? La ciencia y la experiencia dicen que:
- Hay que hablar sin miedo con la pareja sobre lo que realmente nos gusta.
- Explorar el propio cuerpo con curiosidad, sin apuros ni presiones. Conocer tus zonas, tus tiempos, tus deseos.
- Apostar por una educación sexual integral que no solo enseñe biología, sino que también hable de emociones, comunicación y consentimiento.
- Y, muy importante, desmontar todos esos mitos que nos han contado sobre la sexualidad femenina y masculina para vivir el placer con más libertad y respeto.
Para cerrar, te digo que el placer no debería ser un misterio ni un privilegio para pocos. Es un derecho, una forma de conocerte mejor y una expresión de libertad. Que el orgasmo sea más que un momento, que sea un símbolo de justicia y equidad para todos los cuerpos y personas.
Tenemos que romper tabúes, entendernos mejor y crear una cultura del placer consciente y justa. Porque cuando soltamos esos bloqueos mentales, el disfrute crece, y el sexo puede ser, simplemente, mucho más.
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