Por Vito Cáceres, psicoterapeuta
Una de las cosas más importantes que he aprendido acompañando a parejas es esta:
no existe buen sexo sin buena comunicación.
Y sí, aunque a veces se nos olvide, hablar de sexo no mata la magia. La afina. La mejora. La hace crecer.
El psicólogo John Gottman, uno de los expertos más secos en relaciones de pareja, hablaba de algo que llamó el mapa del amor. Y no, no es una metáfora bonita: es literal.
Un mapa mental donde guardamos todo lo que vamos conociendo sobre la persona que amamos: desde cómo le gusta el café hasta cuáles son sus miedos, sus metas o sus dolores.
Tener ese mapa actualizado es uno de los grandes secretos de las parejas felices.
¿Y sabes qué?
Ese mapa también tiene que tener un capítulo reservado para el sexo.
Porque el deseo también se conoce. También se conversa. También se aprende.
Le llamamos mapa sexual: ese conocimiento íntimo y respetuoso de lo que a tu pareja le gusta, lo que no le gusta, lo que le da risa, lo que le da pudor, lo que le excita, lo que le tranquiliza, lo que quiere probar, lo que nunca más.
Pero para tener ese mapa… hay que hablar.
Y hablar de sexo, en serio, no es fácil.
Nos da miedo el rechazo, nos da vergüenza, nos enseñaron que eso no se dice.
Pero no hablar tiene un costo altísimo.
Mira este dato: solo el 9% de las parejas que no hablan de sexo dicen estar satisfechas sexualmente. En cambio, más del 50% de las que sí conversan el tema… sí lo están.
Y eso no es suerte. Es trabajo.
Trabajo emocional, trabajo afectivo. Trabajo en confianza.
Así que si hace rato estás sintiendo que algo falta en tu vida sexual, no pienses que el deseo se murió.
Tal vez lo que se murió fue la conversación.
Y lo bueno de eso, es que revivirla depende de ti.
Hablar de sexo no mata el deseo.
Lo hace más inteligente.
Y cuando el deseo es inteligente…
es más placentero, más libre y mucho más humano.
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