El arte de cerrar ciclos (y hacerlo bien)

Por Vito Cáceres, psicoterapeuta

Estoy cerrando un ciclo.
Después de años haciendo radio, mi participación en ese espacio llega a su final. Ha sido una etapa preciosa, llena de aprendizajes, conexiones y experiencias que me marcaron. Y ahora que el cierre se acerca, no puedo evitar pensar en lo importante que es pensar el final.

Porque la vida, al fin y al cabo, se cuenta como un cuento. Como una película. Como una historia que vamos narrando, día a día. Y toda buena historia necesita un final.
No por obligación, sino por honra.
Cerrar bien un ciclo es una forma de respetar lo que se vivió. Es también una forma de prepararse para lo que viene.

En terapia, he visto que muchas personas le temen a los finales. Prefieren “irse apagando” lentamente, salir por la puerta trasera, evitar el momento incómodo del cierre. Pero cerrar mal un ciclo —o no cerrarlo nunca— puede dejar marcas invisibles: duelos inconclusos, nostalgias no resueltas, futuros que no logran comenzar.
Por eso quiero compartir una especie de decálogo que he ido construyendo con los años, en lo personal y en lo clínico. No son reglas, son invitaciones. Maneras posibles de vivir el arte de cerrar ciclos:

1. Piensa siempre que es un final

Aunque sea simbólico, aunque duela, aunque no quieras soltar. Darle forma de final a lo que termina permite reconocer lo vivido y abrir espacio para lo nuevo.

2. Ten claro desde el principio cuál es tu meta

Saber para qué entraste a algo te ayuda a saber cuándo se cumplió. A veces el ciclo no termina por fracaso, sino por cumplimiento.

3. Es mejor que tú le pongas fin, antes que otros lo hagan por ti

Anticiparse con conciencia es mejor que recibir un cierre ajeno, confuso o tardío.

4. Cerrar no es perder, es transformarse

El final es la única forma real que tenemos de evolucionar. Solo lo que se cierra puede convertirse en algo distinto.

5. La añoranza es normal

Siente nostalgia, pero no la idealices. Úsala para recoger aprendizajes, valorar lo vivido, agradecer… y soltar.

6. Mejor antes que tarde

Cerrar un ciclo a tiempo duele menos que sostenerlo artificialmente hasta que se desgaste por completo.

7. El próximo paso debe superar lo que estás cerrando

No en cantidad, sino en profundidad. Que lo nuevo tenga sentido, te rete, te haga crecer.

8. Vive el final

No huyas de las emociones del cierre. Vívelas todas. Honrar el final es una forma de sanar.

9. Comparte tu cierre

Hazlo visible. Socialízalo. Dile al mundo (y a ti) que este ciclo termina. Incluso celébralo.

10. Todo tiene un final, siempre

Y como no podemos evitarlos, que al menos sean épicos. Porque son tuyos. Porque cuentan tu historia. Porque hablan de tu capacidad de vivir con conciencia y profundidad.

Hoy cierro un ciclo con alegría y gratitud. Y con la certeza de que los finales bien vividos son los que dejan espacio para que la vida siga escribiéndose con sentido.

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